De tu mesilla los libros,
que saludan al despertar,
de la noche, los ruidos,
etéreos, vacíos,
que retumban en tu lunar.
Sombra ardiente, frío ardor,
dime si los ojos abro,
quién, quien ya no los abrió.
Inmediatez morfínica
que reinas el mundo,
tú que mermas mis sentidos
y desasosiegas mi espíritu.
Hazle caso al tiempo,
para el que todo llega,
cuando nada espera.
Porque de qué sirve la sincronía,
cuando placébica y efímera,
si lo que dilata llena
y lo lento apacigua,
en esta vida,
vida de arritmia.